domingo, 27 de marzo de 2011

Tributo 2010 | esta banda tiene el espíritu de Pappo

El efímero proyecto que encabezó Norberto Napolitano en 1977 fue un símbolo de época: una música dura y visceral, a contramano de los aires que se vivían en una ciudad oprimida. Esta noche, en El Teatro de Flores, esas canciones volverán a sonar.


“Me parece que esta música estaba comprimida, estaba esperando el momento indicado para explotar”,
dice Alejandro Medina.

Febrero de 1977. Norberto “Pappo” Napolitano, Alejandro Medina y Rolando Castello Junior se juntan a zapar. Noventa días después de haber tocado lo suficiente, deciden ir a grabar esas canciones en los estudios Phonogram. El técnico de grabación se llama Alberto Videla. El estudio está frente al Departamento Central de la Policía Federal. Afuera el aire es pesado. Para algunos, la clandestinidad es el primer refugio. Los amigos atizan un fuego con recuerdos. Todo mal. La Máquina de Hacer Pájaros se pregunta si no es mejor ver películas. El dúo Pastoral canta: “Humanos quieren llamarse ellos, que matan a un ave al volar”.

Hasta ahí, la bronca estaba en las palabras. De alguna manera, “había que inventar un mundo para salir a la intemperie”, como había dicho Luis Alberto Spinetta. Y Aeroblus lo había creado. Si bien la banda fue dejada de lado (hubo duras críticas para el único disco del trío), su influencia regó el jardín del embrionario rock nacional. “Nos criticaron porque estaban de moda los blandos”, se enoja Alejandro Medina, sentado en el patio de su casa. “Si miramos bien aquellos días, no había música pesada, salvo Manal y Pappo’s Blues.” Entonces, ¿Aeroblus era la revolución? “Nosotros no hacíamos política. Hacíamos rock. Pero es verdad, era más denso y más peligroso aquel momento, pero nosotros íbamos y tocábamos, no teníamos problemas. No teníamos armas. Me acuerdo que una vez nos paró la policía porque pensaban que teníamos armas en los estuches...”, detalla el ex bajista de Manal.

Ahora es mayo de 2010. Pappo ya no está. Se oye rock a una cuadra de la casa de Alejandro Medina. El contexto es extraño: casas bajas, dos o tres vecinos caminando, perros que ladran, el timbre de una bicicleta y un silencio que se corta con el solo de batería de “Arboles difusores”. El depósito donde tocan está tapizado de letras de canciones. Garabatos donde, entre tantas otras frases, se puede leer “Sólo sé que nada estoy sabiendo” (¡Pappo había leído a Descartes!). Los músicos están apiñados. Dejan de tocar para la sesión de fotos. “¿Y Castello?”, pregunta uno. “No, viene más tarde, a la noche”, contesta otro. El riesgo de que la luz natural se apague apura el trámite. “Saquémonos la foto igual, total lo que vale es la música”, tercia el dueño de casa, un poco malhumorado por las indicaciones del fotógrafo. Junto con el legendario bajista están Gustavo “Chizzo” Napoli (cantante y guitarrista de La Renga), Claudio Rodríguez (que también había tocado en la formación de Manal del ’94) y Javier Boleda, estos dos últimos integrantes de La Medinight Band, el grupo que tiene el músico nacido en Almagro. Es que además de tributar la obra de Aeroblus con Rolando Castello Junior, el baterista original del grupo (ver aparte), hoy a las 20 en el Teatro de Flores (Rivadavia 7806), tocarán canciones del proyecto solista de Medina y otras cuantas sorpresas.

–¿Por qué decidieron volver a tocar todas las canciones de Aeroblus?

Alejandro Medina: –Aeroblus es una obra. Algo que creamos Pappo, Castello y yo en el año ’76. Pasaron 33 años de la última vez que tocamos juntos, todo ese tiempo de juventud. Yo tenía 26 años, como El Carpo, y Castello tenía tres años menos. Eramos muy pibes. Pero lo de volver a tocar todas las canciones y hacer este tributo nació cuando un día, de repente, me llama Castello desde Brasil y me dice que viene de vacaciones a Buenos Aires entre el 17 y el 30 de mayo. Ahí le propuse volver a tocar todo Aeroblus. Yo ya venía haciendo algunas canciones con La Medinight, así que estaba entrenado. Cuando todo empezó a armarse, inmediatamente lo fui a buscar a Chizzo. Y surgió mágicamente. Yo quiero dejar en claro que nadie viene a reemplazar a nadie. Porque también tocan mis compañeros de La Medinight. El Carpo está espiritualmente presente en estos ensayos. Chizzo fue el único guitarrista en el que pensé cuando surgió lo de Aeroblus, no por el target que tiene, sino porque daba musical y espiritualmente. Además, ésta es una música especial y yo conozco cómo suena y siente cada músico su instrumento. Y cuando surgió lo del tributo enseguida se me apareció la imagen de Chizzo, porque Aeroblus es rock.

Rolando Castello Junior: –Para mí es como si estuviéramos lanzando el disco en vivo después de 33 años. Lamentablemente lo haremos sin nuestro querido Pappo... Pero hay algo que pasa mientras ensayamos, y es que su espíritu está presente.

–Medina, ¿por qué fue Chizzo el primero que se le apareció?

A. M.: –¿Y a quién podía llamar? A ver... (Piensa).

Chizzo (Interrumpe): –No digas nada, mejor (Risas).

A. M.: –Hablando en serio, todos quieren tocar en Aeroblus. ¿Quién no quiere tocar acá? Pero ésta es una banda de hard rock. Aeroblus es un viaje, y no cualquiera puede tener el estilo, la personalidad y la fuerza para estar acá. Yo valoro también la parte humana del músico. Está la parte musical y animal. Y Chizzo sabe lo que yo quiero para Aeroblus. Sabemos que él es un grande. Y yo sabía que si Chizzo no aceptaba, yo lo iba a hacer con mi banda, pero iba a ser otra cosa.

R. C. J.: –A Chizzo lo conozco hace una semana y puedo decir que ya somos hermanos de la música y del rock: además de un excelente guitarrista, es un tipo humano de primera y las canciones suenan muy bien con él; además está Claudio Rodríguez y juntos están haciendo un trabajo excelente con las guitarras. Y encima, Chizzo está cantando muy bien los temas que le tocó cantar. Pero no es sólo Chizzo el que está acá, todos los chicos de La Renga, los del equipo técnico y Tete, el bajista, nos están dando una mano enorme en la realización.

–Chizzo, ¿sorprendió el llamado?

Ch.: –Yo estoy muy agradecido, pero por qué estoy acá lo tiene que contestar Alejandro. A pesar de que la banda abarque un solo disco, lo más importante que dejó el grupo es que cualquiera que escuche el disco se pega un viaje por toda la galaxia. ¿Cuánto significó para la historia del rock nacional? No lo sé, pero para el tipo que la escuche, ahí está la obra, y va a significar lo que signifique. Ellos entregaron música que les salió del alma, sin pensar si la crítica les iba a dar más o menos renglones en un diccionario. Fue un vuelo con la música y nada más.

A. M.: –Chizzo es un artista, un amigo, y tiene el fuego sagrado que necesita un guitarrista para tocar estas canciones; porque él, con La Renga, toca para 100 mil personas y se enganchó con esto, tiene que venir hasta acá desde lejos y lo hace sin problema. Sólo un guitarrista como él puede hacerlo. La simpleza que tiene como persona se potencia con lo que tenemos nosotros.

–Cuando apareció el único disco de la banda, algunos sectores de la prensa criticaron duramente ese proyecto...

A. M.: –Es que era la época de los blandos (risas). Lo desconocido siempre es mal criticado.

Ch.: – Uno va más allá de las críticas. Siempre habrá gente a la que no le va a gustar y a otra que sí. Para algunos va a ser lo máximo, para otros no. Yo no me baso mucho en lo que diga la crítica. Además, esto no sé si es un homenaje, acá pasa por tocar otra vez la obra completa de la banda, es un tributo, es como juntar las generaciones. El recital de esta noche va a ser un encuentro de diferentes generaciones. Y además, el tiempo le dio la razón a la banda. Porque Aeroblus es una banda de rock pesado. Se juntaron tres bestias, tres monstruos. Era el trío perfecto.

R. C. J.: –Yo guardo buenos recuerdos pero que tienen que ver con la música que hacíamos, y la amistad entre nosotros. Estaba la dictadura y era un bajón vivir en esta bella ciudad, con la ley de hinchar las pelotas todos los días. Era una pesadilla vivir acá entonces. Aunque el pueblo era fantástico y la ciudad increíble, era un bajón el día a día. Una mierda: ¡Qué bueno que se fueron, y que no vuelvan jamás!

–Este es un encuentro de diferentes generaciones, ¿qué significó la banda para cada uno de ustedes?

A. M.: –Yo hace varios años que vengo tocando, y estuve en varios lugares. A mí me gusta mucho volver siempre a La Pesada, a Pappo’s Blues, a Manal y a Aeroblus. Mi propuesta siempre fue volver a tocar esas canciones en vivo. Pero mi idea es hacer todas esas canciones, pero hacerlas bien. Y, de alguna manera, agradecer a todo el público que lo puedo seguir haciendo. Por eso Aeroblus es tan importante para mí.

Ch.: –Para mí era una banda donde se habían juntado tres monstruos, tres músicos de mucha personalidad, mucha energía y que congeniaron en hacer ese disco como un rock muy loco, porque en el disco había de todo: temas instrumentales y con mucha garra. Aeroblus tenía eso, que cuando cualquier persona lo escucha, se da cuenta de que no pierde esa crudeza particular del rock. Es un disco que también tiene mucha sensibilidad, con letras muy voladas. Un libro abierto que te enseña todo el tiempo.

R. C. J.: –Para mí es un marco, un punto importantísimo de mi carrera, un gran momento en todos los niveles. Yo siento mucho orgullo de haber formado parte de Aeroblus. Además porque sé que para mucha gente y para muchos músicos jóvenes somos una referencia importante. Además el disco, treinta y tantos años después, suena de puta madre de lo bueno que está.

–¿ Pappo le hubiera dado el visto bueno a este tributo?

A. M.: –Sí, seguro que sí. Las cosas pintan. Me parece que esta música estaba comprimida, estaba esperando el momento indicado para explotar. Hay que recordar que es una banda argentina del año ’76, importantísima para el rock de acá. Está el espíritu de Pappo presente, el mismo que trae la música y la onda que tenemos entre nosotros cuando tocamos las canciones.

Ch.: –Si hubiera estado acá, estaría tocando él. No se trata de ocupar el lugar que tenía en la banda. Este es un homenaje a aquella súper banda que se formó en aquel momento. Hay que tener en cuenta que además ésa era una época muy jodida. El rock estaba mal visto, no era fácil salir a tocar.

Por Matías Córdoba
Página|12 · Sección Cultura & Espectáculo
Viernes 28 de Mayo de 2010

viernes, 25 de marzo de 2011

Rolando Castello Junior | golpe del 24. Nunca mas

Fragmento de la Entrevista 33RPM Magazine sobre Aeroblus: "...En Brasil ya había tenido mi grupo de rock, y yo no quería venir. Tenía miedo. Salías y de repente te agarraban y desaparecías. Y los chicos (Medina y Pappo) me llamaban y yo les ponía excusas, que no podía, que no conseguía flete para la batería, que esta semana tengo visita al médico, y un montón de mentiras mas, porque tenía miedo de venir con todo lo que estaba pasando. Y se avivaron que eran excusas y Alejandro me dijo que no era tan así, que no pasaba nada…. Y me convencieron y vine, pero al tiempo era todo tan difícil como yo creía y me volví a Brasil. En el 79 volví a Argentina, para presentar un disco de mi grupo de allá, y en una de esas me agarraron, por averiguación de antecedentes. Varias veces nos agarraron. Salía rápido, porque me hacia el boludo, que no entendía, que era brasilero, pero Pappo se quedaba un rato largo adentro. Y con todo eso decidí que lo mejor era irme..."

martes, 22 de marzo de 2011

Pappo | La leyenda del guerrero

En estos días se publica El hombre suburbano (Ed. Planeta), la biografía de Pappo escrita por el periodista Sergio Marchi. Aquí, un fragmento de la historia de una de las grandes figuras del rock argentino

Que sea rock mereció tener mejor suerte de la que tuvo. Fue el disco más variado y evolucionado de Riff, pero los cinco sellos grandes de ese tiempo (Sony, BMG, Polygram, EMI y Warner) lo rechazaron uno a uno. Nadie quería editar a Riff; todo el mundo estaba tan ocupado con el auge de la música latina y esos cantantes de morondanga que vendían en cantidades industriales, que nadie quería ponerse a trabajar con un grupo de rock, que aparte ya era considerado de otros tiempos. Riff no tuvo más remedio que editarlo de modo independiente, en sociedad con Musimundo, y no le fue mal. Pero no tuvo el impacto que podría y que merecería haber tenido. Una buena parte de los discos de rock argentino que se editaron en 1997 hubieran sonado como el chillido de un ratón al lado del acorazado que era Riff en Que sea rock.

Desafortunadamente, el hecho de no tener una compañía atrás impidió que se concretara una carambola que habría sido muy beneficiosa para el grupo, ya que Pappo estaba atravesando nuevamente un momento de popularidad masiva por cuestiones ajenas a su actividad del momento. En esta ocasión, su topográfico rostro se incrustó en las pantallas de televisión de todos los hogares, por su rol en la serie Carola Casini, uno de los tanques que Pol-ka, la productora de Adrián Suar, ponía en la pantalla de Canal 13. Fue justamente Suar el que tuvo la idea de invitar músicos de rock a hacer pequeños cameos en Poliladron, exactamente como hiciera en su momento Miami Vice, que llegó a tener en un capítulo nada menos que a Frank Zappa. Suar debe de haber detectado el carisma innegable de Pappo y por eso le ofreció un papel fijo en Carola Casini. Ya lo había testeado en una participación anterior en Poliladron, en donde el Carpo hizo de un mafioso llamado "El tano Mazzarioli", junto a Susú Pecoraro. No era Marlon Brando, pero podía caminar. Las grabaciones de la tira fueron apenas anteriores a las sesiones de grabación de Que sea rock. Araceli González era la heroína de la trama y Juan Palomino, su galán. Ambos se hicieron compinches automáticos de Pappo y congeniaron increíblemente con él. Valeria Bertucelli hacía el papel de "la tana", que le arrastraba el ala a Pappo, que en la novela pudo bautizar a su personaje como a su gran amigo, Enrique Angelozzi (sin el "conchi"). Pappo conocía a Valeria por ser la mujer de Vicentico, el cantante de Los Fabulosos Cadillacs.

"Me hice muy amiga de él -confirma Araceli González-. A mí me gustaban los autos, a él también. A mi papá le gustaban mucho los autos, y los sábados iba a las prácticas y los domingos a las carreras con él. Mi viejo era Ford, pero yo nunca tuve preferencias de marcas, me encantaba la idea de la velocidad". "Cuando lo conozco a Pappo -cuenta Juan Palomino- yo tenía una moto Shadow 600, negra. El había venido en su auto. Me mira y me dice: 'Hmmm. Shadow. Honda. Japón'. 'Sí -le digo-, es lo que hay". "Ah, bueno". Al día siguiente viene en su moto haciendo un quilombo infernal y me dice: 'Harley Davidson. Estados Unidos. Moto'".

Araceli, Juan y Pappo formaron un grupete inseparable durante el rodaje, al que a veces se sumaba Pablo Cedrón. "No sabés lo que eran los dos juntos -se ríe Araceli-, nos descostillábamos de la risa. Imaginate esa dupla arriba del motorhome; ¡te tenías que bajar porque no aguantabas más la carcajada! Almorzábamos Pappo, Palomino y yo. A veces se sumaba Raúl Lavié, pero él y Norberto no congeniaban mucho: eran muy diferentes, tenían humores y músicas distintas. A los tres nos copaban los autos y amábamos lo que hacíamos. Pappo me hacía de coach, aunque yo tenía uno del autódromo. Me acuerdo de que él amaba las carreras de TC 2000 y las de camiones".

Lo que más le costaba entender a Pappo no eran los secretos de la actuación, sino los tiempos que se manejaban en la grabación, larguísimos para su temperamento y paciencia. A veces, explotaba. "Pappo podía tener una relación conflictiva con el laburo -explica Palomino-, depende de como viniera el día. A veces tenía arranques de intolerancia porque tenía que esperar mucho. Al director, Sebastián Pivotto, le decía: '¿Quién te creés que sos? ¿Spielberg? ¿Por qué tengo que decir todo seis, siete veces?'. Un día a un chico de producción le revoleó un cono por la cabeza. Pero también tenía esas cosas que se tiraba a dormir en el piso, y venía Pivotto, que lo pateaba: 'Dale, despertate, que tenés que grabar'. Y Pappo no lo mataba. Tenían una relación de amor-odio. Pero Pappo se la bancó hasta el final, y eso es muy valorable. Hizo un laburo responsable. He visto más irresponsabilidad en algunas figuras de la televisión que en Norberto; por ahí se quedó dormido alguna vez, pero no más que eso".

"Un día no llegaba a la grabación -recuerda Araceli-, era tardísimo, estábamos en el autódromo. Horas y horas, la producción ya lo iba a buscar y de golpe, aparece. Y comienza a contar una historia fantástica, en donde entraba el auto, una enredadera, una serpiente que lo atrapaba y le impedía poner la llave en el contacto. Fue un verso de cuento fantástico". Otro día, Pappo llegó tarde, dormido y mal afeitado, y Araceli lo retó. "Yo le dije que tenía que llegar temprano. Y fue y se bañó se afeitó y me dijo: '¿Estoy bien? ¿Así tengo que venir?'. En la producción no lo podían creer: en la ficción, él era como el personaje que me cuidaba, y entonces en la vida había adquirido eso de que si yo le decía algo, lo cumplía. En la ficción, Enrique era el protector de la familia; el hombre solo que se refugiaba en esa familia. Y Pappo se relacionaba así con todo el mundo, y todos lo queríamos y lo cuidábamos mucho. Si él tenía una escena muy difícil, sentimental, todos estábamos cerca para ver cómo lo hacía, porque además él te podía sorprender. Hubo un director maravilloso que era Pivotto, que ama su trabajo, y agarraba a cada uno de los personajes como lo agarraba a él. Pero también le gustaba mucho cómo era Pappo, y pulirlo demasiado era como sacarle esa cosa fresca y espontánea que él tenía. Pivotto lo manejaba perfecto eso, y Pappo escuchaba, estudiaba la letra. Yo pasaba la letra ochenta veces con él antes de entrar a grabar".

La Nación | Domingo 20 de marzo de 2011 | Publicado en edición impresa

lunes, 14 de marzo de 2011

Rolando Castello Junior | entrevista


Un personaje entrañable. Luego puedo agregar otras características, como excelente músico, franqueza asesina, mente lúcida, pero lo que más nos impresionó de Rolando Castello Junior es que en sólo tres horas nos dejó la sensación de que estar en su presencia es estar cerca de un amigo. Aprovechando su venida por el recital homenajeando los 33 años de la salida de Aeroblus que se realizó en el Teatro de Flores el 28 de mayo (crónica en la 33 RPM MAGAZINE número 9 del mes de junio), y la clínica para los bateristas, nos encontramos con Rolando y hablamos, y hablamos, y hablamos…

33 RPM: ¿Cuál crees que fue la diferencia entre Brasil y Argentina con respecto al Rock a lo largo de la historia en común?
Rolando Castello Junior: Específicamente con respecto al rock, acá siempre hubo manager, representante, prensa, y un mercado mucho mas fuerte, si se quiere, de consumo de ese género. Si acá había 100 grupos allá había dos… pero no por poco amor a la música, sino específicamente al rock, allá hay mucha samba, mucha bossa, pero poco rock.

33 RPM: Acá las bandas tienen que tocar para tocar, romperse el de atrás para que los amigos, las familias y los conocidos vengan a los shows, allá como es?
RCJ. Exactamente igual. Es más, creo que excepto Estados Unidos, donde si tenés suerte te agarra una discográfica y te hace todo (suerte entre comillas) en el resto del mundo tenés que rompértelo para poder mostrar tu arte.

33 RPM: ¿Cómo decidiste volver a Brasil luego de haber participado aquí de la grabación de Aeroblus, un hito fundamental del rock en español?
RCJ. Yo en Brasil ya había tenido mi grupo de rock, y yo no quería venir. Tenía miedo. Salías y de repente te agarraban y desaparecías. Y los chicos (Medina y Pappo) me llamaban y yo les ponía excusas, que no podía, que no conseguía flete para la batería, que esta semana tengo visita al médico, y un montón de mentiras mas, porque tenía miedo de venir con todo lo que estaba pasando. Y se avivaron que eran excusas y Alejandro me dijo que no era tan así, que no pasaba nada…. Y me convencieron y vine, pero al tiempo era todo tan difícil como yo creía y me volví a Brasil. En el 79 volví a Argentina, para presentar un disco de mi grupo de allá, y en una de esas me agarraron, por averiguación de antecedentes. Varias veces nos agarraron. Salía rápido, porque me hacia el boludo, que no entendía, que era brasilero, pero Pappo se quedaba un rato largo adentro. Y con todo eso decidí que lo mejor era irme.

33 RPM: ¿Cuánto cambiaste de tus ideas de que con la música era suficiente para vivir a hoy, 40 años después?
RCJ. Nada. No cambié nada. Hoy toco por el simple y puro placer que me provoca tocar. Tengo 57 años y creo que sigo siendo tan boludo como cuando vivía de la música. ¿Qué voy a hacer, un concurso para entrar a ser un empleado público? Ni loco. Yo aprovecho que todavía sigo tocando, que tengo ganas, aunque no es fácil, ya no puedo tocar todos los días como cuando era joven, ahora me tomo un día en el medio para descansar un poco durante las cínicas, o los recitales.

33 RPM: ¿Sentís que tocas distinto hoy que hace años atrás?
RCJ. Si, antes era un animalito (risas) aunque tocar al lado de Pappo… Pappo te hacía tocar bien. Hay gente con la que tocas bien, y otros, como Pappo, con los que tocas genial, porque sacan de vos lo mejor, musicalmente hablando. Hoy me siento bien si toco al 80% de lo que tocaba antes.


33 RPM: ¿Cómo llegas a tocar con Pappo y con Ale Medina?
RCJ. Yo a Alejandro lo conocía, y siempre me decía que nos teníamos que juntar y cuando Pappo estuvo en Brasil, Ale me dijo que teníamos que tocar juntos, y yo al principio no le creí, y fuimos, y era verdad, nos pusimos a tocar y pegamos onda. Después ellos se volvieron y me invitaban, como les contaba antes, pero yo que no, que no podía, todo cagazo! Pero un día la producción puso la plata, yo me animé y me vine y el resto, ya lo sabemos todos.

33 RPM: Si no fuera rock, ¿tocarías otro género de música?
RCJ. No, me gusta el Jazz, y todo, pero yo toco rock, y blues también.

33 RPM: ¿Probaste con algún otro instrumento antes de la batería?
RCJ. A mi, por mi condición, me resulta muy difícil tocar la guitarra o el bajo, (para quien no lo sepa, Castello Jr. tiene una mano no completamente desarrollada.) así que la batería fue donde terminé. Me hubiera gustado tocar la viola y todo, pero bueh, nunca voy a saber que hubiera pasado si yo contaba con mis dos manos buenas, así que digamos que fue el destino que tocara la batería. Convengamos que una banda regular con buen batero anda mejor que una banda buena con batero regular, en ese caso no camina.

33 RPM: ¿Cómo fue el tema de la clínica de batería?
RCJ. Anduvo bien, metimos una linda cantidad de personas dispuestos a tocar. Creo que actualmente es la mejor manera de transmitir los conocimientos. Y de despertarle al otro el interés. Cuando alguien viene a una clínica, vos no lo vas a tener un año o dos ahí para enseñarle, lo que haces es despertarle el interés para que siga averiguando y experimentando. A mi me gusta hacer clínicas para pocas personas, no mas de 40, porque sino ya no podes, es un bardo. Por otro lado, una clínica con pocas personas, llevaría a pensar en que la asistencia se cobra cara, pero como yo voy y hago las clínicas con auspicio (Remo, Singer, Fender, Tama, etc), eso me permite hasta a veces dar clínicas gratuitas.

33 RPM: O sea, cumplir una función social desde el rock…
RCJ. Exactamente. Antes de venir hice 11 clínicas en Brasil este año. Y en varias de ellas, con el auspicio del gobierno de brasil, fui a lugares donde la gente común no va, donde los chicos no tienen posibilidades de nada, ni de pagar un recital ni de pagar una clínica, y de esa forma les dimos la posibilidad de participar y sentirse parte de un género que los acoge. Y el resultado fue tan bueno, que ahora en agosto estoy volviendo y todos los sábados vamos a trabajar desde ahí. Obviamente, por mis responsabilidades, no voy a poder estar ahí todos los sábados, pero mi idea es que a medida que se vayan enganchando, ir “dejándolos volar solos”, que vayan trayendo a sus amigos, y que empiecen a salir de la calle y de la delincuencia y la marginalidad. La idea es que no solo aprendan un instrumento, sino que el negocio de la música les abra posibilidades, tal vez construyendo cajones de percusión, tal vez manejando una banda, etc.

33 RPM: ¿Estudiaste batería o fue autoaprendizaje?
RCJ. Fui unas clases, pero no tenía tiempo, así que me largué, me pareció que la mejor clase era tocar, tocar y tocar.

33 RPM: ¿Quiénes fueron los bateristas que te metieron el amor por este instrumento?
RCJ. Ringo Starr, John Bonham, Mitch Mitchel.

33 RPM: ¿Ian Paice (Deep Purple)?
RCJ. Solo a partir del álbum In Rock, porque antes hacían muchos covers, pero a partir de ese disco, en el setenta, es que me empieza a gustar. Antes también tocaba bien, pero es a partir de ese disco que las canciones empiezan a ser poderosas con la batería.

33 RPM: ¿Cómo ves el mercado musical actual? ¿Cómo se adapta un músico a la actualidad?
RCJ. Yo tengo la teoría que cada integrante de las bandas debería ser un empleado del Estado, cobrar un sueldo pagado por el estado, ya que la cultura es parte de la política de un estado. Y para adaptarse, el secreto es que hay que tocar. Tocar mucho. Por que estamos en una democratización de la pobreza, en realidad, que nos ha nivelado hacia abajo en todo el mundo. Me parece terrible que tan pocos ganen tanto y tantos ganen tan poco. Y el mercado discográfico no es la excepción. Así que creo que lo que hace a un músico ser verdaderamente músico es tocar en todo momento y en todo lugar. En esto, como en todo lo demás, Rolando es autosuficiente. De paseo por Buenos Aires, (ciudad que ama según sus propias palabras) aprovechó para visitar amigos, comprar libros e historietas (NO Manga, verdaderas historietas: Solano López, Alberto Breccia, Oesterheld, etc.) y traernos un vinilo de regalo: Patrulla 85 de su banda Patrulla del Espacio.

33 RPM: ¿Qué tiene de distinto este disco Patrulla 85, con respecto a la discografía de Patrulla?
RCJ. Principalmente, que estaba Pappo! (risas) pero fuera de joda, Pappo se había ido para Brasil en busca de algo que sólo él sabía que era, y grabamos este disco con mucha velocidad y casi sin ensayo, salió perfecto. Yo estaba medio cansado de tocar tanto, hacía muchas cosas dentro de la banda, aparte de la producción, y vino Pappo y me inyectó energía. Y de paso a él también le sirvió el viaje para decidir hacia donde ir.

33 RPM: ¿Alguna anécdota con Pappo que recuerdes?
RCJ. Les cuento dos, que lo pintan de cuerpo entero: en una estuvimos saliendo mucho, varias noches sin dormir, y empezamos a caer cada uno a donde parábamos. Yo llegué primero y estaba totalmente cansado, me tiré así sobre una cama como estaba. Pappo fue el último en volver, y cansado y todo como estaba, cuando entró tuvo el detalle de taparme con una frazada para que no me muriera de frío. No lo invento eh? Lo vi hacerlo! Y después sí, se acostó él y debe haber dormido 28 hs seguidas! (risas) Y la otra anécdota cuando estábamos armando y preparando todo para tocar, Ale Medina y Pappo me hablaban maravillas de la Argentina, que tenían las mejores mujeres, los climas, la carne, y en un momento dado Pappo me mira y me dice que hablando de comida, yo tenía que probar los “soretes a la crema”, que me iban a encantar….(carcajadas)…yo no entendía nada, y le dije que sí, que quería probarlos, y Pappo más se reía! Era un tipo muy especial, muy divertido, un súper humano, muy desprendido con todo lo que fuera material, pero con una sensibilidad especial. La noticia de su fallecimiento me pegó muy muy mal. Pero estoy seguro que hizo todo lo que quiso, siempre.

33 RPM: ¿Lo mas extraño que te ha pasado ver desde el escenario en algún show?
RCJ. Una vez, estábamos tocando al palo, todo muy metidos en la canción, la gente bailando y saltando, y se sube un pibe al escenario y empieza a hacer como si estuviera tocando la guitarra, toda la mímica, los movimientos, pero sin guitarra! y me acuerdo que vi eso y no podía parar de reírme!

33 RPM: ¿Un solo disco para escuchar siempre?
RCJ. Who's Next, de Los Who!

33RPM Magazine #11
Agosto de 2010
www.33-rpm.com.ar

domingo, 13 de marzo de 2011

Pomo | el Morpo y el Carpo

En esa casa de La Paternal, Pomo descubrió a The Who, a The Animals y a un flaco con destino de graffiti, tatuaje y bronce que vivía a unas cuadras. “Yo llegué al circo del rock and roll siempre acompañado por Pappo. Eramos amigos de muy chicos. Mi despertar fue con la barra de la esquina. De mi casa a la de Norberto había 200 metros. El trabajaba en el taller de calderas del padre, en Juan B. Justo entre Artigas y Bufano, y a dos cuadras yo hacía una especie de práctica de mi título de Técnico Superior de Automotores, que era de lo que me recibí en el Industrial. Cebaba mate, barría y me hacía cargo si entraba un Di Tella todo embarrado en un día de lluvia. Nos encontrábamos al mediodía, cada uno con su mameluco lleno de grasa.”

¿Qué hacían?

–Teníamos unos 17 años. Hablábamos de fierros y de rock. Nos pasábamos revistas importadas. El venía mucho a casa. En la barra había un tipo al que llamábamos el loco Abel, que nos empujaba a tocar. Tenía una Fender... Y bueno, nos metimos en la onda. Me acuerdo que el viejo de Pappo le había regalado un mástil de bandera a la comisaría 41 para que se dejaran de romper las bolas y no metieran a su hijo adentro por el pelo largo... Un día Pappo me dice: “Morpo, ¿vamos al Centro?”. Fuimos.

La historia de La Perla del Once, de Plaza Francia...

–Ya no se iba a La Perla. Nosotros estábamos más en Corrientes, en La Giralda, La Paz, La Martona. O en el Moderno, o en la barranca de la Plaza San Martín. Vimos que había monitos que tiraban acordes, que hacían algunas letras, por ahí andaba Tango. Y bueno, conocí a unos tipos: Miguel, Alberto Abuelo, Mayoneso, el hermano de Alberto, Pipo Lernoud, que escribía. Formamos Los Abuelos de la Nada. Primero tocó Claudio Gabis la guitarra, después a través mío entró Pappo y chau: quedó un elepé inconcluso.

Pomo dice que desde que Mabel Lernoud, la madre de Pipo, los llevó a Miguel Abuelo y a él a la CBS y convenció a Yaco Zeller de grabar un disco de rock psicodélico, su vida cambió para siempre. “Era 1968. Ahí supe todo. Que mi relación con la batería era eterna. Que mi existencia iba a estar consagrada a ese instrumento.”

"En Europa Laburaba de baterista. En el ’72 volví porque mi mujer estaba embarazada y quisimos que nuestra hija naciera en la Argentina. Cuando aquí me encontré con Pappo, me dijo: “Morpo, vení, acompañame al Centro que hay un bajista que tiene una Fender y un sonido de la puta que lo parió”. El señor Machi Rufino. Pum: Pappo’s Blues Volumen 3"

Por Mariano del Mazo
Gentileza www.elrefugiodelosmusicos.blogspot.com

viernes, 11 de marzo de 2011

Pappo | yo te amo más



YO TE AMO MAS

Retrato. Esta semana Norberto Pappo Napolitano cumpliría 61 años. Un libro rescata un centenar de anécdotas de esa leyenda del blues local. Aquí las más jugosas.

Para muchos músicos argentinos, el mas grande baterista de la Argentina es Lucio Mazaira. En un momento, tuvo un violento giro espiritual y sintió que Dios no lo dejaba tocar mas y en el paroxismo del delirio místico dicen que llegó a arrancarse los dientes con una pinza.Una noche que Michel Peyronel habia volcado y debian atender un show de Riff en el boliche Hangar, Pappo se lo tomaba con calma Fue a verlo a Mazaira y lo convenció de que si tocaba encapuchado, Dios lo iba a ver. Y así fue que el cuarteto atendió el compromiso con un baterista al que apenas se le veían los ojos.

* En un momento yo estaba saliendo con la hermana de la novia de Pappo y nos veíamos bastante seguido. Pappo se había mandado una cagada con esta piba y estábamos en la casa. Suena el timbre y aparece el Carpo con una ramo de flores para ella. Ya era raro verlo así. Pero lo mas increíble fue que se le puso a cantar “Yo soy un Tubby, que andaba solo....” con ese vozarrón, una cosa de locos. Creí que me asfixiaba de la risa. (Carlos Goldsack, Productor)

* Cuando empezamos a ensayar con Pappo´s Blues me mudé a la casa de Pappo. Me fui a vivir con toda la familia, la abuela, los tíos, la madre, la hermana. El me tenía de hermano menor, me cuidaba muchísimo. A tal punto que una noche apareció Spinetta con unas minas tailandesas muy raras y no me dejaron salir. “Vos te quedás porque vamos a volver muy tarde”, me dijo Pappo, bah Norberto, porque en la casa era Norberto. Y me dejó con el bajo tocando toda la noche. (David Lebón, Músico)

* Promediando los ´70, una de las travesuras habituales era consumir altamente leche y jugo de naranja. Cuando el cocktail empezaba a fermentar en los intestinos, se largaba en una carrera alocada que culminaba en una especie de vuelta carnero que incluía despojarse de los pantalones, echarse una flatulencia y que ésta alimentara la llama de un encendedor. Cuentan los testigos que el resultado solía ser una estela azulada de veinte centímetros de extensión. Con el soundtrack de su sonora carcajada.

* Todos teníamos el pelo largo en ese momento. El viejo de Pappo sabía que cada vez que nos íbamos al centro nos tenía que ir a buscar a una comisaría o mismo por acá que el patrullero nos levantaba cada dos por tres. A mí me llegaron a cortar el pelo con la tapa de una lata de duraznos. Me arrancaron un mechón para que tuviera que ir si o si a la peluquería. Entonces un día, harto, se fue a hablar a la comisaría y le dice el cana “Son pibes buenos, no los jodan, están aprendiendo a tocar la guitarra”. Entonces a cambio de que no nos jodieran mas les prometió que les hacía el mástil de hierro para la bandera.Y todavía está en la Comisaría 41. Y nunca más nos llevaron, acá, en el barrio. Pero cuando nos íbamos al centro, no sabíamos cuando íbamos a volver... (Pomo, Músico)

* Vos mirabas fijo al público de Riff y te salía pus de los ojos. Pero las mejores groupies estaban siempre en el camarín de ellos. No se como, si se materializaban ahí o que. Y él siempre tenía a las minas que quería. Una vuelta fuimos a La Rioja y ni bien llegamos al hotel, salimos a dar una vuelta con los asistentes. Al llegar a un negocio de artesanías que había a dos cuadras mas allá del centro, vimos que lo estaba atendiendo Pappo. Se había pasado al cuarto de la chica que atendía y ahora dominaba la situación. (Carlos “Mini” Epifanio, Manager de bandas).

* Hacia 1971 se había quebrado las dos piernas en un accidente de moto. Enyesado y todo, venía a visitarnos a la casa de Conesa, la del disco de Pedro y Pablo, donde se vivía comunitariamente. En ese momento andaba con una chica que también se había quebrado. Así que saludaban y se iban para arriba. Como lña casa era de madera, hacían un ruido bárbaro cuando pisaban. Ni hablar cuando empezaban a hacer el amor ¡parecía un solo de batería de Ginger Baker! Como nos reíamos... (Meneca Hiquis, Agente de prensa)

* A la vuelta del taller, sobre Juan B Justo, había un bolichito negro, todo asqueroso, que se llamaba Marajá. El dueño terminó siendo el sponsor del auto de TC 2000 de Pappo. Pero el arreglo no fue por guita sino que Pappo transó el logotipo del boliche en la trompa del auto por un mes de chicas para todo el taller mas las moneditas de la rockola. Pappo iba todos los días. Al punto que hacía los palitos en la pared como si fuera un preso pero contando las minas. Y te hacía mirar eso como si fuera un ta-te-ti. Cuando iba le pedía a las minas que le pusieran Pappo´s Blues. Le gustaba escucharse ahí. Disfrutaba de escucharse en público (Chuchu Fasanelli, Productor).

Fragmentos de “100 veces Pappo” de Jose Bellas y Fernando García (editorial Norma)
Fotos: gentileza editorial Norma.

Revista Viva (Domingo 6 de marzo de 2011)

jueves, 10 de marzo de 2011

Pappo | feliz cumpleaños maestro



Un día como hoy 10 de marzo pero de 1950, en Santa Isabel, Provincia de Santa Fe, nacía quien con el correr de los años se transformó en uno de los máximos exponentes de la guitarra. El rock y el blues fueron sus rutas por las que transitó ese camino que lo llevó a la cima, al amor y al respeto de todos los músicos.

Hoy estaría cumpliendo 61 años. Y allá está nuestro héroe de la guitarra, en gran zapada con los grandes.

Por siempre Pappo. Que sea rock !




Alejandro Medina | show 12 de marzo

Sábado 12 de Marzo 21.30 hs. (puntual)

ALEJANDRO MEDINA Presenta: "LA PESADA DEL BLUES"

BLUES ES BLUES... BLUES ES SENTIMIENTO...

Concretando un anhelo, el domesticador de notas Alejandro Medina convocó una selección de extraordinarios músicos,que conformarán LA PESADA DEL BLUES y ejecutarán un concierto imperdible para los amantes del género.

Donde? en LA PERLA DEL ONCE

Av. Rivadavia 2800 (esq. Av. Jujuy)

Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Reservas al 5218 7747/48

miércoles, 9 de marzo de 2011

Aeroblus | on line en Last.fm



Aeroblus en Last.fm. Podés encontrar material y compartirlo junto a la música que escuchas tanto vos como otros amigos en cualquier parte del planeta. Entre todos seguimos manteniendo el "Aire en movimiento".

www.lastfm.es/music/Aeroblus

AEROBLUS | on line
www.aeroblusoficial.com.ar

martes, 8 de marzo de 2011

Aeroblus | on line



Amigos, en la página oficial de AEROBLUS vas a encontrar mucho material inéditos que despues de más de 30 años, y gracias a sus integrantes, hoy ven la luz.

AEROBLUS | on line
www.aeroblusoficial.com.ar